Casas señoriales dentro de la muralla de Huesca

El recinto amurallado de la ciudad de Huesca tenía un perímetro de unos 1.800 metros que encerraba una extensión de 24 Ha. Delimitaba con lo que hoy son los Cosos, calle Joaquín Costa y el Trasmuro. Etimológicamente, “Coso” viene de “Cursus”, espacio donde se corre. Huesca era lugar de torneos en el medievo, carreras y diversos espectáculos. La muralla en el Siglo XIII, tenía 8 puertas, según algunos autores, aunque el ESPASA dice que eran 10. Una de ellas se denominaba Ramián, nombre de origen árabe, que así se designó hasta finales del Siglo XIX en que se destruyó; estaba en la entrada de la actual Plaza de Lizana, desde el Coso Alto; era de piedra, similar a la muralla. De esta puerta partían tres caminos que se cerraron con otras tantas puertas, cuando entre ella surgió el Barrio de San Ciprián. Junto a la puerta Ramián, hubo una cruz. de piedra, que pasó en el siglo XIX al interior del Ayuntamiento. Voy a reseñar con algún detalle las casas, su gente y la vida en el Distrito 5, o también llamado Barrio de la Catedral, gracias sobre todo a un libro de los hermanos Joaquín y Antonio Naval Mas, “Historia de Huesca Siglo XVIII”. Libro importante, para gozo de historiadores; lo publican en 1978, gracias a la antigua Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja. Obra densa, labor minuciosa y meticulosa, con profusión de datos y una planimetría excelente que complementa y ayuda al texto escrito. Vamos al Distrito 5, barrio agrupado en torno a la Seo de Huesca. En la Alta Edad Media, era uno de los puntos de mayor actividad, donde se establecieron las familias con títulos nobiliarios, y los clérigos de mayor rango eclesiástico; mercado, espectáculos, procesiones y beneficencia caracterizaban la vida de sus calles; citaré algunos de estos edificios, deteniéndome en la Casa de Los Aísa, que ha sido rescatada recientemente para Centro de Día y Residencia, gracias a las aportaciones del Ayuntamiento, Gobierno de Aragón y Caja Inmaculada. En esa zona, los árabes levantaron una mezquita, utilizando como un gran atrio, el espacio abierto del derruido foro romano. Llegan los cristianos y el Islam se bate en retirada, y la mezquita se consagra como catedral, donde se encontró un arco de herradura labrado en piedra sillar, que tal vez sea la puerta de acceso del alminar de la antigua mezquita. Poco a poco se va configurando la actual plaza de la Catedral. La actual Seo, los Palacios Consistorial y Episcopal, van surgiendo; el actual Ayuntamiento es de estilo renacentista aragonés. Parece que la plaza nace sobre el siglo XII, se puede decir que es anterior a la actual Catedral, de estilo gótico. Estamos en la Alta Edad Media, y los hermanos Naval dicen que se corrían toros en ella, era escenario de espectáculos y representaciones teatrales. Estos nuevos edificios contaban con galería alta, característica de la arquitectura aragonesa (Siglos XVI y XVII), y algunas como la Casa de los Canónigos, contigua a la Catedral y enfrente al Colegio Mayor Santiago, fundado por el canónigo don Berenguer de San Vicente (1534); su fachada es una galería de corrida de arcos pareados, apoyada en un gran podio de ladrillo. Los arcos continuaban hasta la entrada a la calle Forment, donde otro arco, semejaba puerta de entrada. La Casa de los Canónigos, servía de palcos para ver los espectáculos de la plaza y teatro de Comedias. Hasta el obispo Martín Cleriguech y notable escritor, tuvo que intervenir, pues los universitarios preferían ver los entremeses picarescos, que asistir a las clases de la Universidad. Esta Casa fue comedor de Canónigos hasta principios del Siglo XIV y luego Casa de las Limosnas, pues se daba de comer gratuitamente a 25 pobres, al día.La actual calle Las Cortes, se llamaba de Los Caballeros, debido -tal vez- a la relevancia social de las familias que allí habitaban. Paralela a esta calle, en la de Alfonso de Aragón, dice del Arco Garay, en su libro “Antiguas casas solariegas de Huesca”. Madrid 1918; que había una fábrica de peines de boj, hasta mediado el siglo XIX en que no pudo competir con otra más mecanizada, situada en Canfranc. En Huesca era muy pujante el gremio de cordeleros y alpargateros, dado que el cáñamo crecía en la ciudad con mucha facilidad y de buena calidad. Todavía en los años 60, del pasado siglo, en las afueras de Huesca, junto a unos solares de la Ronda del Isuela, se hacía cordelería, de gran calidad, pero estos oficios han ido desapareciendo.El escritor Aynsa, cita que saliendo por la Puerta de Montearagón (La Porteta), a unos 100 metros se llegaba a unos baños árabes, en el lugar donde estuvo el Hospicio y ahora la Universidad. En la parte trasera está la Iglesia Santa María in Foris (a de fuera) que fue cárcel en la que se encarcelaba a las brujas. En realidad fue cárcel durante la Inquisición, donde tenían penoso aposento los ajusticiados por el Tribunal del Santo Oficio. A principios del siglo XVI, la Iglesia pasó a los Agustinos Calzados que fundaron un Convento, con el nombre de San Agustín. Excavaciones recientes dentro de la Iglesia, han descubierto numerosos esqueletos que fueron enterrados en cal viva, parece que fueron víctimas de la famosa peste del siglo XVII, plaga que asoló el Alto Aragón, como reseño en el Hospital de San Julián de Barbastro. La calle Forment, acoge todavía la Casa de los Aísa, de la que en el libro de los Hermanos Naval Mas, se dice literalmente:Gran Caserón resuelto según las técnicas y criterios de la arquitectura aragonesa: Sobre podium de sillares se eleva el resto del edificio, levantado en ladrillos y tapial. La fachada se halla esgrafiada imitando sillares. El alero está resuelto según solución de un goticismo arcaizante. El exterior acusa la disposición interior en primitiva distribución al ser transformados en vecindad. Así mismo el zaguán de entrada conserva una escalera cubierta por bóveda de lunetas.
El linaje altoaragonés de Los Aysa es notable en su origen. El experto en linajes y heráldica Santiago Broto Aparicio, les dedicó dos artículos en el Diario del AltoAragón (año 2002). Se les considera que sus ancestros fueron los primeros pobladores del Valle de Aísa, situado en los confines del viejo Condado y luego Reino Aragonés, en la misma raya fronteriza con las Galias, riberas del río Estarrún, afluente del Aragón, y sus ramas se desperdigaron a bastantes de nuestros lugares. Un Martín de Aysa e hijos formaban parte de las huestes del rey Pedro II de Aragón en la famosa batalla de las Navas de Tolosa (1212). En su castillo o pardina de Lastiesas –primer señorío de los Aysa, aún ostentan sus armas en la fachada y en la capilla de San Ramón- residían, a finales del siglo XVI. De allí, un descendiente se asentó en Embún, figurando en el padrón de hidalgos (1787) figuraba el Infanzón Antonio de Aysa. En la comarca de Huesca figura y asistieron a las Cortes aragonesas (1626) los Infanzones Domingo, Francisco y Pedro, que residían en Quicena, Loporzano y Peralta de Alcolea. Un Juan de Aysa casó con Ana de Bolea en (1655). Podría seguir de la mano del Experto Santiago Broto. Baste decir que el escudo de los Aysa de Huesca forma en la parte superior a la izquierda 3 angelotes, a su derecha un castillo y en la parte inferior, la bandera cuatribarrada y en el otro recinto un caballero empuña la llave del castillo.Durante la Dictadura, Casa Aísa fue Tribunal Tutelar de Menores. Por allí pasaron los jóvenes airados de la época. Muerto Franco cayó en desuso, aparecen muchas humedades y goteras. A finales del año 2000 se concede licencia a la Caja Inmaculada para la demolición de este viejo caserón que -según del Arco Garay- tenía 1036 m2, comprendiendo edificio y superficie destinada a huerto jardín. El proyecto redactado por los arquitectos Ferrando Vitales y Torres Almerge, contempla convertirlo en Centro de Día, que conlleva la Restauración de la fachada de la calle Forment, recuperar el hueco de la escalera como espacio de iluminación, permitiendo algunas ligeras variaciones en su planta y en su emplazamiento. En consecuencia, se mantiene la distribución actual de la fachada principal, accesos al jardín, conservando la panorámica con el fondo de la Catedral; hueco de la escalera y dependencias con fachada y las cubiertas a las calles.Concluyo, con alguna opinión escuchada de personas entendidas en Arte e Historia, que no les gusta el aspecto exterior de Casa Aísa, una vez realizada la rehabilitación. Esa combinación de piedra con el hierro, tiene tintes modernistas, muy alejado de lo que fue ese histórico caserón. Además la pintura blanquecina que luce la fachada, puede ser pasto de esas bandas de termitas, llamados “grafiteros”, que no respetan ninguna propiedad, sea pública o privada. No sé si las autoridades se dan cuenta del daño económico que hacen esas cuadrillas de desalmados a los ciudadanos que pagan sus impuestos. Con estos individuos, tolerancia cero.
Por José BIBIÁN CARRERA
Suplementos Dominical del Diario del Alto Aragón 27 de Abril de 2008

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